y recuerde que él es mi Sur, mi Este y mi Oeste.
Por que a veces todos perdemos de vista la estrella polar, unas veces durante unos segundos, otras durante todo un día, a veces para siempre.
La vida nos somete a pruebas de resistencia, de fe, de paciencia, de voluntad, de autocontrol...
Y cada día las sorteamos con más o menos fortuna.
Es arriesgado poner en manos del otro tu centro de gravedad, pero yo ya lo he entregado, con el vértigo que da la creencia ciega de que él será mi Sur y yo seré su Norte para siempre.